sábado, 8 de abril de 2017

Ideas sueltas sobre inmigración e integración
Por Fabio Rabinowicz Regueros

Europa está viviendo desde hace mas de cincuenta años  un momento crucial en su historia.  De un continente de emigrantes pasó a ser un continente con un número muy importante de inmigrantes.
Emigraron de Europa hacia el resto del mundo millones de personas, principalmente a partir de finales del siglo 18 por causa de las guerras o de dificultades económicas. 
Entre 1870 y 1930 se desplazaron  a  América cerca de cuarenta millones de individuos, principalmente a  Estados Unidos  que acogió a mas de 27 millones seguidos por la Argentina  con mas de 6 millones de inmigrantes, Brasil y Canadá con 4 millones cada uno,  Cuba con 600.000 y Uruguay con 500,000.  Otro polo de atracción para los emigrantes europeos se dio principalmente en Australia y Sur Africa con mas de 4 millones de inmigrados
Estos inmigrantes no se asimilaron ni tuvieron que integrarse a sus nuevos países de acogida , sino por lo contrario impusieron sus costumbres, y en la medida que pudieron también su idioma, como en el caso de Filipinas, donde se impuso el ingles a costa de otro lenguaje  europeo impuesto anteriormente por el  coloniaje  español
Las poblaciones aborígenes, diezmadas en América en la época de la colonia fueron sojuzgadas por los nuevos dueños.  Esa es la razón por la cual la mayoría de los gobernantes y la clase dirigente de esos países sea de origen europeo, aunque la población mayoritariamente sea indígena como es el caso de Brasil, México, Perú y Ecuador.  Solamente ahora en Bolivia se ha roto parcialmente esa tradición en el caso de su gobierno, no así en la clase dirigente.
El fenómeno actual de emigración hacia Europa es diferente.  A partir de 1959 las empresas alemanas afrontaron una falta grave de mano de obra. El entonces ministro de trabajo promovió la contratación de mano de obra  extranjera proveniente de GreciaEspañaTurquíaPortugalMarruecosTúnez, y Yugoslavia.  Muchos de estas personas  llegados con visas de trabajo, eran musulmanes que nunca pudieron integrarse completamente a la cultura alemana y mantuvieron sus lazos con su madre patria.  La realidad es que a pesar de que llevasen viviendo muchos años en ese país y tenido hijos nacidos en territorio alemán, fueron considerados como extranjeros temporales durante un período muy prolongado y poco se hizo para lograr su integración plena a la sociedad. 
Claro que para nosotros los judíos, eso no nos debía  extrañar,  puesto que se parece  a nuestra historia de pueblo segregado.  Aunque siempre respetamos la cultura oficial del país que nos acogía, no nos sentíamos seguros, basados en nuestra historia de expulsiones y por tanto procuramos no mezclarnos y menos asimilarnos por temor a perder nuestra identidad.  
Si esto es así por que nos extraña que los musulmanes no se asimilen y mantengan el turbante o incluso la burka de las mujeres musulmanas?  En algo se parecen a las pelucas de las mujeres o a los gorros de piel de nuestros correligionarios ortodoxos quienes mantienen  un ropaje que los distingue de los demás, incluso  en Israel.   Es más, también los religiosos seculares desean usar libremente la kipá , que nos distingue de los gentiles.
Desde la guerra en Irak y Afganistán y la crisis de Siria y el derrocamiento de Gadafi en Libia, los refugiados procedentes del medio oriente huyendo de la guerra se han incrementado notablemente.  Esto unido a las guerras civiles en Africa y a las hambrunas han llevado a una crisis de emigrantes que aún no ha podido ser solucionada.  En este aspecto, Alemania ha sido líder procurando minimizar el sufrimiento de estos nuevos expatriados. 
El papel de los inmigrantes puede ser  muy positivo para el mercado laboral y el mantenimiento del estado de bienestar en Europa.  La verdad es que la baja taza de  nacimientos hacía peligrar el sistema y son los nuevos ciudadanos de origen extranjero los que con el tiempo alimentaran los sistemas sociales. 
Pero esto trae nuevos problemas.  Se aceptará el multiculturalismo?  Corre peligro la vieja cultura europea?  Estas discusiones alimentan los nuevos nacionalismos de corte extremo derechista, racistas y xenófobos, reforzados  por el efecto perturbador del terrorismo del daish y otros movimientos extremistas musulmanes, que tienen sin duda, un buen caldo de cultivo en las juventudes desadaptadas.
La situación ya de si compleja se agudiza con la nueva crisis desatada por el referéndum para cambio de la constitución en Turquía.  Erdogan, que poco a poco instaura un régimen dictatorial en su país ha estado acostumbrado a realizar mítines políticos ante  la comunidad turca de Europa.  Esta situación se había  venido tolerando dado el papel que ese país juega en la regulación de los volúmenes de refugiados que llegan a Europa, pero ante la represión desatada por el régimen contra la oposición y contra la prensa, se le han empezado a poner cortapisas a estos encuentro proselitistas, tanto en Alemania como en Holanda.

Que sorpresas nos esperan? El tiempo lo dirá, pero el futuro cercano parece turbulento.

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